miércoles, 13 de junio de 2007

Nicotina, mon amour



"El humo de un cigarrillo,
como un hilo de leche en el agua..."


Raymond Chandler decía que se podía conocer a un hombre por la manera en que encendía o apagaba el cigarrillo, por la manera de sostenerlo entre los labios o de torturarlo en el cenicero. Albert Camus, Hemingway, Faulkner, Sartre, Cortázar y Onetti no sólo se fotografiaban dando bocanadas,sino que hacían fumar a sus personajes de novela.
"Fumando espero", dice la letra del tango. ¿Un cigarro bajo la lluvia?, le dije yo al hombre que rezaba a Bolaño. Me gustaba que el humo saliera de su boca. Buscar sus ojos negros tras la cortina grisácea. Su lengua olía a leña quemada y yo la devoraba con desesperación de película. Como el cilindro que quema Humphrey Bogart en "Casabalanca", el día que la rubia vuelve a machacarle el alma al ritmo del piano de Sam.
La escritora uruguaya Cristina Peri Rossi dice que la actriz Marlene Dietrich (en la foto) se convirtió en una mujer fatal cigarrillo en mano. Que fumaba con todo el cuerpo y que éste parecía la prolongación de su mano. Las teorías de Freud también se embriagaron de humo: creía fervientemente en la relación sexual entre el fumador y la nicotina. Por eso al cigarrillo le llama falo. Por eso en lugar de aspirar decimos "dame una chupada".
Algo de razón debe tener el pensador. No sólo somos las películas que vemos, sino los cigarrillos que quemamos. El cigarrillo se piensa, sirve de tregua y de respiro cuando la rutina crece como enredadera. Las cenizas son las escorias del día. Los restos de las pequeñas muertes que sufrimos despiertos. Lo que queda después de vaciarnos en el ser amado, la vida que se esfuma.
"Fumando espero", dice el tango, "y mientras fumo, mi vida no consumo/porque el humo me suele adormecer".
"Humo es todo lo que ha habido en mi vida" dice Huma, el triste personaje de Almodóvar en "Todo sobre mi madre".
"Me gusta estar al lado del camino, fumando el humo mientras todo pasa", canta Fito Páez.
"¿Alguien tiene fuego?", diría Bette Davis.
Al final, no queda más que apagar las melancolillas.
Bienvenidos los Humo Sapiens...

1 comentario:

Anónimo dijo...

esta lindo el blog, me dan ganas de fumarte y leer..., perdón de leerte y fumar
Besos de detective caliente, perdón de nuevo, detective salvaje
jejejje