Los busca en las esquinas de Santiago
y les roba el pensamiento.
A veces se acerca.
Les acaricia su abrigo gastado
y les zurce el sentimiento.
Ella dice que caminan con los hombros hacia dentro,
que dialogan con la basura,
que arrastran los pies
y lloran,
cuando piensan en sus muertos.
Ella también registra en una grabadora
algunas de esas conversaciones.
e imita sus muecas frente al espejo.
También piensa en sus colchones inmundos
y en el perro que gime,
en el trago que beben para adormecer la herida,
en la droga que se inyectan para no pegarse un tiro.
Ella busca a los mendigos o los mendigos la buscan a ella.
Mientras en su pieza se arropa,
Ella vino una vez,
pero se le recuerda siempre.
Tanto,
que ahora a mí me confunden con ella.
Ella se ha comprado un basurero del porte del barril del Chavo
se ha echado pasta de zapatos en su cabeza rubia.
Se ha ensuciado la cara,
para parecerse a ellos.
Ella danza su angustia y sus delirios.
Ella baila
y el mundo se queda boquiabierto.